Breve Biografía inútil

Arístides H. Consomé, nació circa ppios del inicio del siglo XX en pleno estío de alguna zona incierta del país. De niño cultivó el arte de la oratoria y algunos porotos en germinadores escolares. Joven aún, partió a la ansiada Metrópolis en busca de estudios superiores y minas. Accedió a los más altos niveles universitarios, sobre todo cuando sesteaba en la terraza del Rectorado.




Con entrega y otros condiscípulos, recibió finalmente la Licenciatura en Recursos de los Humanos en 1962, logro que festejó en la ciudad de La Plata conjuntamente con los hinchas de Gimnasia y Esgrima que habían obtenido el tercer puesto en el campeonato Oficial de Fútbol de Primera A.




La cátedra, la investigación, la palestra, la imprenta y el debate no lo tuvieron como actor destacado y enérgico. Su voz, nunca tan necesaria en la hora argentina de la desesperanza y el desasosiego, tiene hoy particular brillo, ritmo y esplendor si no por su verdad al menos por su apariencia,




Estas son algunas de las reflexiones y enseñanzas que el Licenciado ofrece a los desafortunados lectores

martes, 28 de septiembre de 2010

La Educación en el banquillo

La siguiente es la nota periodística que dio inicio a labor de prensa del Licenciado Arístides Consomé, dado su alto valor testimonial la transcribimos tal cual

LUCUBRACIONES LUJOSAS

POR EL LICENCIADO ARÍSTIDES CONSOMÉ

A partir de este número y merced a la gentileza del Sr. Director Editorial de este pasquín, comenzaré mis lucubraciones lujosas que iluminarán seguramente el avance del pensamiento de la humanidad. Solamente espero que la inteligencia de los lectores posibilite la comprensión de mi genial humildad.

Para esta jornada de inicio he decidido reflexionar sobre esta cuestión tan urgente como lo es la EDUCACIÓN. Haré, pues, llegar mis sesudas opiniones:

Para evitar los tradicionales conflictos entre docentes, alumnos y padres sobre todo cuando llega ese duro momento de las quejas por el poco estudio del alumno, se deberán crear tres tipos distintos de escuelas:

  • la escuela para alumnos sin docentes,
  • la escuela de docentes sin alumnos, y
  • para los padres otro tipo de escuela que no tenga alumnos ni docentes.

Veamos las evidentes ventajas de esta revolución pedagógica irrefutable.

1. los docentes podrán prolongar indefinidamente sus cafés y tés en los recreos, sin el clásico apuro para ir a las aulas;

2. evitarán sus amarguras y malas sangres frente a situaciones desagradables con un adolescente ignorante, rebelde, iracundo o irredento;

3. podrán desarrollar plenamente sus inquietudes mercantiles de venta de bijouterie, cosméticos, publicaciones, complementos de vestimenta y otros adminículos varios;

4. regresarán a ser propietarios de sus tiempos libres, anteriormente perdidos en correcciones (tarea ingrata, impaga e invisible);

5. los meses de diciembre, marzo y julio tendrán otra dimensión más satisfactoria ya que no habrá necesidad de armar mesas de exámenes;

6. habrán quedado superados los enfrentamientos violentos, situaciones de trompis, llave candado u otra actitud de lucha greco-romana o catch.

Los alumnos por supuesto, también verán incrementadas las ventajas:

1. pasarán al olvido las situaciones terribles de verse apuntados con un índice al tiempo que suena en un altisonante tono su apellido, mientras un histérica figura asesta su mirada homicida con ojos desorbitados;

2. no habrá angustiantes corridas para entregar el trabajo práctico en tiempo y forma;

3. podrán enviarse los mensajes de texto sin necesidad de esconder el celular;

4. habrá tiempo y lugar para conversaciones entretenidas;

5. se recuperará la salud mental, al desaparecer la necesidad de desarrollar esa actitud esquizofrenia de aprender cómo es cada uno de los quince profesores para complacer sus demandas en cada uno de sus estilos.

Los padres también se verán recompensados paradisíacamente:

1. desaparecerá de los diálogos matrimoniales aquella frase iniciadora de conflictos, separaciones y divorcios: “la maestra de jorgito quiere que mañana vayas vos a hablar con ella...”

2. no habrá boletines que firmar, ni escondidos o adulterados , ni hijos que felicitar o reprender;

3. habrán desaparecido las reuniones de cooperadora con lo que también desparecerá la culpa por no asistir nunca a ellas;

4. permanecerán ocultas las ignorancias propias sobre algún aspecto del conocimiento científico, ya que la escuela no será un tema común en el hogar;

5. el presupuesto familiar se verá incrementado al no existir requerimientos puntuales de compras específicos, como el libro de inglés tal, la novela cual, el papel para dibujo equis equis, la lapicera...

Como se observa, las razones y fundamentos son de una contundencia preclara y pertinaz. Por supuesto, no faltarán los brutos que se opongan a semejante revolución en la historia de la humanidad, y adivino su caballito de batalla para intentar en vano refutar este aporte genial. “Así nadie aprenderá nada” dirán los giles para desvirtuar mis ideas, como si ese argumento tuviera alguna importancia o valor. O acaso hoy alguien, sin implementar estas medidas, aprende?

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