Breve Biografía inútil

Arístides H. Consomé, nació circa ppios del inicio del siglo XX en pleno estío de alguna zona incierta del país. De niño cultivó el arte de la oratoria y algunos porotos en germinadores escolares. Joven aún, partió a la ansiada Metrópolis en busca de estudios superiores y minas. Accedió a los más altos niveles universitarios, sobre todo cuando sesteaba en la terraza del Rectorado.




Con entrega y otros condiscípulos, recibió finalmente la Licenciatura en Recursos de los Humanos en 1962, logro que festejó en la ciudad de La Plata conjuntamente con los hinchas de Gimnasia y Esgrima que habían obtenido el tercer puesto en el campeonato Oficial de Fútbol de Primera A.




La cátedra, la investigación, la palestra, la imprenta y el debate no lo tuvieron como actor destacado y enérgico. Su voz, nunca tan necesaria en la hora argentina de la desesperanza y el desasosiego, tiene hoy particular brillo, ritmo y esplendor si no por su verdad al menos por su apariencia,




Estas son algunas de las reflexiones y enseñanzas que el Licenciado ofrece a los desafortunados lectores

martes, 26 de marzo de 2013

Apócrifas participaciones

Queda claro para cualquier seguidor de la obra del Lic. Arístides Consomé que la estampa laica que aquí publicamos nunca pudo salir del extraordinario genio del maestro. Fundamentalmente se descubre la falsedad por una cuestión cronológica  ya que parece aludirse aquí a problemáticas propias del siglo XXI, siendo que el Lic. Arístides Consomé fue un conspicuo poblador del siglo XX. 
Esta imagen se halló entre los estantes desmantelados de la alacena de la ancestral casona familiar de los Consomé y si bien se desconoce el verdadero autor, viene bien su aparición para llenar el vacío que ha provocado el embargo de los bienes del patrimonio del Lic. por viejas deudas con la Comisión de Loterias Alternativas de las filiales Avellaneda y Villa Urquiza. Se ha iniciado a instancias de su albacea y único heredero una colecta solidaria para poder rescatar tan valioso tesoro cultural. En tanto, sólo queda rogar...

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